22 de febrero de 2011

EL VITICULTURA BIODINAMICA

Muchas veces habremos oído hablar de la agricultura biodinámica, de la agricultura orgánica, etc. Pero por norma general esos conceptos no los asociamos a la producción de uva para la elaboración de vinos. Y si así fuera, normalmente no lo asociamos a vinos de calidad. Craso error. Hoy en día se están elaborando muy buenos vinos, excepcionales vinos, obtenidos a través de este sistema de producción agrícola. Y eso a pesar de que grandes gurús de este mundo no les prestan la atención debida. Está, cada vez más, incrementándose el interés, tanto del productor como del consumidor, por la pérdida de miedo por no usar sulfito, la no obligación de utilizar la ósmosis inversa y la microoxigenación para elaborar excelentes caldos, y otros avances de última tecnología que probablemente, ayuden a obtener buenos vinos, pero no vinos naturales.

 
A continuación, transcribo lo que Alice Feiring (crítica estadounidense de vinos) anotó en su libro La batalla por el vino y el amor o Cómo salvé al mundo de la parkerización. Creo que es un buen comentario y una excelente reflexión sobre esta filosofía de producción.

 
“La biodinámica es una forma holística de cultivar las viñas que está unida a las estaciones, la luna y los planetas. Los elementos del viñedo se dividen en calor, aire, agua y piedra. A pesar de la gran cantidad de jerga seudopsicológica en torno a la biodinámica, el movimiento encierra una gran sabiduría. …Aunque la biodinámica en realidad es una forma de cultivo orgánico, existen grandes diferencias en el enfoque y la práctica de una y otro. Ambos modelos evitan el uso de fertilizantes artificiales y productos químicos sintéticos. Pero el cultivo orgánico es un enfoque reactivo a los desafíos de la naturaleza. La biodinámica, en cambio, es proactiva y se concentra en mejorar la salud del viñedo.

Se proscriben los calendarios; ya se trate de podar las vides, preparar el suelo o embotellar el vino, las prácticas están ligadas al movimiento de las estaciones, los planetas y la Luna, e influidas por la cuidadosa observación de los cuatro elementos; tierra, agua, fuego y aire. El concepto de equilibrio es la clave. Los tratamientos del suelo se centran en crear el equilibrio para ayudar a las vides a reforzarse contra parásitos e insectos.

El concepto de transformación también es esencial: cualquier tratamiento aplicado debe haber sufrido también algún tipo de transformación (como la fermentación en el compost) o haber cambiado mediante el dinamismo (por ejemplo, remover vigorosamente hasta crear un remolino). Los materiales usados para los tratamientos suelen ser animales (estiércol), minerales (cuarzo) o vegetales (hierbas). Para impedir el gran riesgo ambiental que se considera que plantea los monocultivos enológicos, los biodinamistas trabajan con animales, caballos, vacas y pollos, que proporcionan la materia animal necesaria para los tratamientos.

¿Y qué hace que todo esto sea biodinámico? Quizá sea una especie de cultivo orgánico espiritual, que incorpora principios de la medicina china y el calendario lunar. La gente se divierte mucho metiéndose con los discípulos de este movimiento, pero desde que sus bodegas producen vinos cada vez más asombrosos, la percepción está cambiando. No importa lo que piense uno de esa “religión”; sus principios exigen una relación intensa e íntima entre el cultivador y la tierra, y ¿cómo no se va a conseguir un vino más vibrante con esa premisa?”