1 de marzo de 2010

LEYENDA DE LA PRINCESA ENAMORADA

UN POQUITO DE LITERATURA PARA ACOMPAÑAR A UN BUEN VINO

A continuación contamos unos párrafos de una leyenda vinculada al origen del vino y que nos relata Manuel López en su libro Viticultura, Enología y Cata.

Cuentan que la favorita de un príncipe, tras ser repudiada por él, vagó por el palacio desesperada y dispuesta a quitarse la vida antes que el dolor que le causaban la forzada separación y el mal de los celos le hiciera perder la razón. Recorrió torres y murallas sin reunir la valentía suficiente par arrojarse al vacío. Quería que se recordara su extraordinaria belleza y temía que la caída desfigurase su rostro.


Cansada, descendió hasta los frescos sótanos que utilizaban para almacenar los alimentos y, por azar, miró hacia el fondo de una de las tinajas que se usaban para guardar las uvas. Un olor picante llegó a su nariz al tiempo que escuchó el leve sonido de un extraño burbujeo. Sobre una superficie líquida aparecían y desaparecían, sin interrupción, blancas y pequeñas pompas. La infinita tristeza, la desesperación y la húmeda frialdad de la cueva acabaron por animarla.

-“Al fin he encontrado un veneno desconocido que va a llevarme al más allá sin destrozar mi cuerpo”, pensó.

Acto seguido, introdujo una jarra en aquel líquido y bebió de él sin cautela. Lo encontró dulzón, picante y ligeramente tibio. -Al menos, pensaba, es agradable.

Al contrario de lo que esperaba, nada malo le ocurrió. Casi al mismo tiempo el espíritu caído comenzó a renacer, su cuerpo cobró ligereza, una luz desconocida brilló en su mente. Las nubes se despejaron, los celos desaparecieron, una nueva esperanza, un deseo de vivir y de luchar para recuperar el cariño de su amado impulsó su ánimo. Alegre por su decisión, plena de audacia y valor, llenó de nuevo la tosca jarra de barro hasta los bordes y fue a buscar a su amado.

-Mira, le dijo, desesperada he bebido este zumo de uva que burbujeaba en el fondo de una tinaja olvidada, pensando que el gas que exhalaba acabaría con mi vida y, en lugar de eso, me ha dado nuevas fuerzas para luchar por ti, por tu amor. Bébelo y regocíjate conmigo.

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